En Brasil, las mujeres tienen que adquirir las píldoras abortivas de los narcotraficantes.

Con la anulación del fallo de Roe contra Wade, diversas zonas de Estados Unidos buscan evitar la distribución de medicamentos para abortar. Brasil es un ejemplo de las posibles consecuencias de ese tipo de decisiones.

En noviembre pasado, Xaiana, una estudiante universitaria de 23 años del norte de Brasil, comenzó a intercambiar mensajes de texto con un traficante de drogas del sur del país. Siguiendo las instrucciones del hombre, transfirió 1500 reales (285 dólares), que eran sus gastos de manutención para varios meses. Luego esperó tres angustiosas semanas hasta que le llegó por correo un blíster con ocho pastillas blancas sin marcas.

Cuando se las tomó, surtieron el efecto que esperaba: tuvo un aborto con medicamentos en casa, con su novio, lo que finalizó un embarazo de ocho semanas.

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